60 Piñol 1998, pp. 56–57; Rodrigo 2002, pp. 74–78; Casamitjana 2004, pp. 142 i 157; BaldóGarcía-Pavón 2005, pp. 168–171; Vela 2007, pp. 58–64; Richou 2012, pp. 260–261; Postigo 2023, pp. 450–454. 61 Arnall 1989, pp. 45–49; Piñol 2014, pp. 9–10; Martín 2003–2204, p. 110. 62 Chiodi 2002, pp. 490–491. 63 Cfr. Vela 2007, pp.58–60. Se incluye un listado completo de los textos de inspiración para la redacción de los preámbulos. 64 Vela 2007, p.62.Testamento del especiero Llop Clergue (1423 diciembre 20). Traducción: estando, considerando y sabiendo que alguno en carne puesto a la muerte corporal escapar no puede, la cual es común a grandes y pequeños, y a algún no tiene la gracia el tiempo que vendrá, de la que algún saber no puede tener más que Nuestro Señor Dios todopoderoso.... Stant, considerant e sabent que algun en carn posat a la mort corporal scapar no pot, la qual és comuna als grans e als pochs, e a algun no ha merçè lo temps del sdeveniment, de la qual algun saber no pot sinó nostro senyor Déu tot poderós...64 daniel piñol-alabart ción por la salvación eterna y el perdón de los pecados. Entonces el testamento aporta seguridad al moribundo gracias a los legados piadosos pero también gracias a los textos de los preámbulos, presentes en los testamentos de diversos territorios,60 y llegan a tener una función para laencomendatio animae, aunque en los testamentos catalanes no figura una fórmula concreta.61 Pero los preámbulos dependen más del notario que del otorgante, y son textos extraídos de la literatura notarial. Por ejemplo en las obras de Rolandino Passeggerii hay preámbulos y fórmulas que hablan de la salvación eterna y que pueden usar los notarios en la redacción de las últimas voluntades.62 La Sagrada Escritura (Isaías 40, 6: quoniam omnis caro fenum et omnis eius gloria quasi flors agri) o las obras de San Agustín (De spiritu et anima liber unus, cap. XXXI, donde se habla del hombre mortal: Nihil enim morte certius, et nihil hora mortis incertius) son fuente de inspiración para la inserción de estos textos en los testamentos.63 Es evidente que los causantes no conocen al detalle esta literatura, por lo que es más lógico pensar que son los notarios, quienes disponen de libros en sus casas y oficinas y que recogen frases para convertirlas en arengas de las últimas voluntades de su clientela. De esta forma los testamentos redactados por un solo notario pueden tener el mismo preámbulo con pequeñas variantes pero con el mismo pensamiento, ya sea en latín o en catalán: 593
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