46 González Calle 2002, n.º 121 y 122. 47 Fernández Conde et al 1987, n.º 6. 48 Fernández Conde et al 1987, n.º 13 y 15. 49 Sobre el otorgamiento antes de emprender un viaje, Coelho y Morujao 2011, p. 358. 50 “E querendo ir mía romaría contra o Santo Sepulcro de Iherusaleme”. Sanz Fuentes 1993– 1994, n.º 1. 51 Torrente Fernández 1982, n.º 12; Fernández Conde 1982, n.º6 y 9. Fernández Mier 1995, n.º 117 Fernández Mier 2001, n.º 101. Fernández Conde et al 1981, n.º 220. 52 Fernández Conde 1982, n.º 1. 53 Fernández Conde 1982, n.º 2 y 10. 54 Martínez Vega 1991, pp. 251–253, n.º 105. 55 Antes de 1300 y con presencia continua desde entonces en Sevilla. Ostos Salcedo 2011, pp. 282–283. 56 “Jaçendo doente e teméndome de morte”. Álvarez Castrillón 2022, n.º 51. 57 “E disso que él, temendo que se finar daquela dolençia”. Fernández Conde 1982, n.º 15. 58 “Et temiéndome del passamiento deste mundo que ha de venir”. Fernández Mier 2001, n.º101. 59 “E teméndome do pasamento deste mundo, que me pode veyr hu Deus tever por bien de me dar”. San Fuentes 1993-1994, n.º 1. maría josefa sanz fuentes & guillermo fernández ortiz parte de los monjes de San Vicente de su traslado;46 un mes desde que Alfonso García (1381) otorgase su testamento de manera oral ante testigos hasta su adveración ante la justicia.47 Desde que Pedro Fernández de Torazo dictase testamento hasta que su viuda solicitase traslado signado en pública forma transcurrieron 8 meses.48 Por otro lado, el emprendimiento de un viaje está detrás de alguno de nuestros testamentos,49 significativamente la peregrinación a Jerusalén prevista por Álvaro Alfonso y su mujer (1384).50 Además, no son pocos los que recogen, durante todo el periodo analizado, una fórmula de espontaneidad en la que el testador explicita que ha dispuesto su última voluntad sin haber sido forzado: claramente, debona veluntad,51 spontanea voluntate,52 in plena libertate discrectionis53 o sin premia e de mia libre voluntad.54 El temor a la muerte, en cambio, apenas es consignado en las testamentarías asturianas y aparece ya iniciado el sigloXIV.55 Lo encontramos en los testamentos de Mendo Álvarez (1316)56 y Arias Menéndez (1324),57 que realmente temían morirse de las enfermedades que les afligían, Fernando Alfonso (1368)58 y Álvaro Alfonso (1384).59 En ningún caso hay en el expositivo constancia de la profesión de fe. En cuanto al verbo del dispositivo, en la práctica totalidad de casos son 565
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