17 Así el obispo Juan de León en 1152 (ACL, pergamino 1400), el arcediano de Compostela Diego en 1170 (ACSC, Tumbo C, fol. 27v), el magister Pedro, cardenal compostelano, en 1180(ACSC,TumboC, fol. 25v), la condesa María Fernández de Traba en 1169 (Colección diplomática (1901), nº II) o María Sánchez en 1163 (ACSa, caja 6, leg. 3, nº 58). 18 ACL, pergaminos, nº 1515. 19 ACO, Escrituras 1, nº 25. 20 Salamanca 1163 (ACSa, caja 6, legajo 3, nº 58 y caja 20, legajo 3, nº 6); y en Orense en casos aislados de 1191 y 1250 (ACO, Escrituras 12, nº 79, y Escrituras 1, nº 26bis). En Zamora, en 1204, la expresión se romancea y aparecen las firmas que uirun ie ouuirun quando esta manda fu feicha (ACZ, 18/6). 21 Se encuentra en un original de 1152 (ACL, pergamino 1400), y en varias copias en cartularios procedentes de León y Santiago de Compostela (ACL, códice 40, fols. 40–45v, de 1159; ACSC, TumboC, fols. 15v, 25 y 27v, de los años 1170–72. miguel calleja-puerta Ante estos escribanos o notarios acudían los causantes para la expresión documental de sus últimas voluntades. Pero, en los pocos casos en que los testadores suscriben, los más antiguos se mantienen en el viejo marco de la iussio dirigida al escribano;17 luego las suscripciones de los otorgantes desaparecen, yen la documentación reunida casi nunca llegan a expresar la rogatio que será más adelante característica del documento notarial. A lo sumo, el ya citado don Bartolomé dice querogué a Pedro Iohán, notario, que escriuisse este testamento e pussiese en él sua sinal,18 mientras que Gregorio Pérez de Orense indica haber sidoaduocatus para la escrituración.19 La validación va en el mismo sentido de perpetuar soluciones tradicionales eir incorporando algunas de las novedades propias de su tiempo, aunque con llamativas particularidades locales. El procedimiento más habitual y destacado es la participación de testigos, cuyos nombres se consignan al final del documento en las dos terceras partes de los documentos reunidos. La forma más común de presentarlos es bajo el epígrafequi presentes fuerunt, si bien en ocasiones se encuentran expresiones más elaboradas que insisten en que esos testigos presentes fuerunt et uiderunt et audierunt;20 resulta igualmente común su presentación con la sencilla formulación de testes. Más allá de eso, no faltan a mediados del sigloXII algunos casos en los que aún se incluyen los falsos testigos de tradición visigoda,21 y también se detectan algunas singularidades locales. Entre ellas destaca particularmente el caso de Toledo, donde se les concede un papel 411
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